Hoy adopté a un humano.



En LA PALABRA amamos a los animales y sabemos que todos
los que tienen una mascota saben lo importantes que son por
la alegría, amor incondicional, diversión y ternura que nos
brindan día a día.
Sin duda, han sido una compañía maravillosa durante
la pandemia y, claro, en nuestra vida.
Por ello te compartimos esta bella historia
Hoy adopté un humano.
Me partió el corazón verlo tan solo y confundido.
De pronto, logre que sus ojos llorosos se encontrarán con los míos.
No me gusta el olor a triste.
Tenía tantas ganas de saltarle encima.
Me habló con ternura y lo supe, ¡tenía que rescatarlo!,
ese humano me necesitaba.
Así que ladré con todas mis fuerzas, lo seguí calles y calles.
Me acerqué, pude oler sus manos.
El humano sonrió por un instante y cuando me tomó entre sus
brazos, comencé a sentir como se calentaba su helado corazón.
Me acerqué a sus mejillas y sentí cómo una lágrima rodaba en ellas.
Lo miré profundamente y su respuesta fue una brillante sonrisa.
Salté emocionado a sus brazos, le prometí portarme bien,
quererlo para siempre y no separarme jamás de su lado.
Qué suerte tuvo de pasar por esa manzana, por esa calle y
yo también me siento afortunado.
Había tanta gente caminando y nadie me miraba.
Todos preocupados, todos metidos en sus problemas.
¡Qué bueno que nadie más me eligió!
Hoy salvé una vida. Hoy adopté a un humano.



 

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