¡No es cierto!


 ¡No es cierto!

Una de las frases más repetidas alrededor del mundo es: "Me da miedo hablar en público". Incluso se considera uno de los principales miedos del ser humano.
Sin embargo, si analizamos fríamente esta idea, descubriremos que no es del todo cierta.
En primer lugar, todo el tiempo y desde niños hablamos en público. Es algo normal y cotidiano. Público es una o mil personas.
El problema real no es hablar, lo que pasa es que todo cambia cuando nos sentimos el foco de atención y el centro de las miradas.
Por ejemplo, puedes estar conviviendo en una comida con varias personas, platicando con todos (hablando en público) sin gran problema, pero... cuando te piden que te pongas de pie y digas unas palabras, todo se complica. ¿Por qué? Son las mismas personas, el mismo lugar y quizá el mismo tema del que estabas hablando con ellas.
Esta incomodidad, pena o miedo que sentimos cuando somos el foco de atención, no solamente se manifiesta cuando hablamos. Se transforma poco a poco en un cáncer que se va extendiendo silenciosamente a otras áreas de nuestra vida y se convierte en algo muy peligroso que nos va atrapando en un comportamiento muy dañino que va a traer sufrimiento y estancamiento.
"Martha está en una fiesta y de repente tocan la canción que más le gusta, se invita a la gente a bailar. Su amigo le pide que bailen, pero ella, aunque se muere de ganas, no lo hace porque no hay nadie bailando en la pista y le da pena iniciar el baile".
"Gilberto está en una conferencia y es experto en el tema, el ponente pide al público que si tienen dudas o comentarios lo expresen. Gilberto tiene varias preguntas muy interesantes, pero nadie alza la mano, él no se atreve a ser el primero y espera que alguien más lo haga y prefiere quedarse con sus dudas."
"Javier está en una junta con los directivos de su empresa. Se piden ideas para un nuevo proyecto. Javier pensó en varias, pero sus jefes lo imponen y teme presentar algo sin importancia. No lo hace. Iván, un compañero de trabajo, se decide, se levanta y presenta propuestas casi idénticas a las de Javier. Iván recibe un aplauso y un ascenso. Javier se recrimina, siente coraje y frustración."
"Lety quiere mejorar sus habilidades de comunicación. Su trabajo requiere de hacer presentaciones, ya sea ante una o a varias personas. Decide tomar un curso de oratoria "en línea". Varias personas le recomiendan que este tipo de cursos no dan resultados de forma virtual, ya que hay que enfrentar en vivo a las personas, sentir sus miradas y dominar los nervios cuando somos el foco de atención. Siente incomodidad de asistir a un curso presencial, toma uno en línea, no tiene resultados y entra en un círculo vicioso, echándole la culpa al curso y no a su mala elección."
Hay tantos ejemplos en los cuales la "pena" es más grande que nuestro deseo de enfrentar una situación personal o profesional.
El tener herramientas para dominar el pánico escénico nos ayuda también a eliminar el miedo, la pena y los nervios en otras áreas de nuestra vida.
Este es solo uno de los temas que trabajamos a fondo en el Curso La Palabra.
¡Cambia tu forma de hablar y cambia tu vida!

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